Nada en la fachada exterior hace pensar que estemos ante el que durante muchos años fue, y ahora es, el principal teatro de la ciudad. Fue construido a mediados del siglo XIX, en el interior de un complejo de edificaciones que pertenecieron a la cofradía de la Vera Cruz. Esta institución tenía tradicionalmente a su cargo la explotación del patio de comedias, con cuyas ganancias se atendía a un hospital de convalecientes, lo que explica la extraña apariencia del edificio.
La antigua iglesia, retranqueada sobre la alineación de la calle, es de estilo clasicista. El atrio que la precede y su doble puerta de acceso delatan un uso litúrgico propio de las iglesias penitenciales. Es probablemente la que hizo en 1592 el maestro de cantería Juan de Hermosa, que entonces trabajaba en la construcción de las iglesias de Santiago y Santa Cruz.
Hacia el interior de esta antigua iglesia, se encontraba el patio de comedias, construido por Francisco Venero y que, según un testimonio recogido por Quadrado, era " de grande extensión y tenía la particularidad de tener el escenario en el centro y los asientos de los espectadores alrededor".
La sala actual obedece a la tipología de los teatro a la italiana de aquellos años: tres pisos de palcos sostenidos por columnas de madera y patio de butacas. Sus elementos más definidores de los antepechos de los palcos y las columnas de madera, con capiteles de órdenes clásicos que recuerdan los soportales de la Rúa Mayor.
El teatro tuvo una gran actividad hasta la década de los sesenta del siglo XX, en que la competencia del cinematógrafo y su incipiente ruina aconsejaron su cierre. Tras algunos años de abandono, una restauración, concluida en 1990, devolvió el edificio a su antiguo uso, conservando sus muros exteriores, construyendo un vestíbulo de nuevo diseño y recuperando el aspecto original de la sala, al tiempo que se le dotaba de un escenario y equipamiento modernos.
El teatro es actualmente de titularidad municipal y dispone de un aforo de 288 plazas. En el vestíbulo se recogen algunos recuerdos de la trayectoria profesional de la actriz María Luisa Ponte, nacida en Medina de Rioseco cuando sus padres estaban de gira en un teatro de la ciudad. Posteriormente el Ayuntamiento le dedicó una calle, y el cementerio municipal acogió sus cenizas tras su muerte en 1997.
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